Enfoco. Árboles y chapulines al compás de los violines
El encantador Bosque de Chapultepec se llenó de música.
Este domingo fue un día especial, desde que el sol salió las nubes se acomodaron para que junto con los rayos de luz nos reglaran un hermoso y colorido medio día, así transcurrieron las horas entre calor y humedad mientras que la ciudad se preparaba para llenar de música su pulmón más importante, el encantador Bosque de Chapultepec.
A los pies del castillo, entre pájaros, árboles y chapulines, cientos de visitantes de todas las edades se reunieron para distraer la mente de la monotonía semanal, cada uno se acomodó como pudo, unos buscaron sombra, otros el pasto, otros se montaron sobre la piedras, lo importante era no perderse ni una clave musical, por un día la orquesta había salido de las salas de conciertos, para acercarse a la gente que por miedo o pena, no van a ellos.
La Filarmónica de la Ciudad que bajo la dirección del maestro Areán nos regalaron un acorde de sentimientos que sólo la música clásica logra conectar en nuestro sistema, las gradas, unas hermosas y enormes piedras blancas, los árboles, grandes pilares vivientes, el recinto “la gran bóveda celeste”.
Con la música como protagonista y una gran voz como escenario, el maestro Chávez, narró un estimulante cuento en honor a los Dioses Aztecas, en agradecimiento por permitirnos que en sus mágicas tierras todos los presentes tuviéramos la oportunidad de disfrutar con todos nuestros sentidos de este inigualable espectáculo, en pleno bosque y al aire libre.